Palau de la Balmesiana...

Un palacio desconocido, escondido, entrañable entre las calles del centro de Barcelona. Un arquitecto discípulo de un maestro popular modernista de la ciudad condal. Un estilo ecléctico que combina los rasgos más diferenciadores de la arquitectura.

Todos conocemos edificios emblemáticos como la Sagrada familia, Park guell, Casa batlló o Puente del obispo (Casa de los canónigos), pero todos ellos comparten un denominador común: Joan Rubió i Bellver (1870-1952).

Empezó como ayudante y primer arquitecto titulado de Gaudí. Desde que finaliza su carrera se inicia en el taller de Gaudí como colaborador, pero a partir de 1900 la trayectoria de Joan Rubió i Bellver emerge a título individual.

Los primeros años del siglo XX se dedica a definir su concepción arquitectónica establecida por el modernismo con más de cuarenta edificios por todo Cataluña. Aunque las edificaciones más singulares las encontraremos en Barcelona, Ripoll e incluso Palma de Mallorca. Aun así, muchos proyectos arquitectónicos se reflejan en torres y casas acomodadas por familias de la burguesía catalana.

En su segunda etapa, predominan las tendencias modernistas, pero combinando otras influencias como el gótico o neogótico reflejando el aspecto exterior austero y sencillo que se caracterizaba. Rubió y Bellver, como arquitecto oficial de la Diputación de Barcelona, realiza los proyectos de equipaciones públicas y restauraciones volviendo a estas influencias del siglo XII- XV, incluso con un estilo medieval meridional en Mallorca, integrando su sentimiento nacionalista católico del momento.

Un ejemplo de su estilo es el Palau de la Balmesiana en Barcelona, calle Duran y Bas, una construcción de 1919 con manifiesto de aspecto medieval, pero de estilo gótico moderno. Esta edificación con fuerte alusión al espíritu religioso que le caracterizaba en sus construcciones, culmina la parte interior central con una imponente capilla que finaliza en 1940, añadiendo rasgos característicos del modernismo en los vitrales, vía crucis o en la decoración de los arcos.

Esta obra emblemática de Rubió y Bellver se puede disfrutar desde hace un año con visitas guiadas por Sternalia, las explicaciones se centran en la parte histórica y arquitectónica de todo el espacio.